Confidencia nº5

Confidencia nº5

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18 Aug 22

Nos veíamos de vez en cuando, no muy a menudo, principalmente por la distancia que nos separaba.

Era un hombre muy maduro, muy guapo, en sus cuarenta.
Seguro de si mismo, tranquilo, siempre lograba lo que se proponía.

Me gustaban nuestros encuentros, siempre muy divertidos, sensuales, sexuales, y a la vez tiernos y profundos.
Tras una pasión jovial solíamos pasar la noche abrazados con mucho cariño.

Un día que llegué, enseguida noté que algo estaba diferente.

Un beso y un abrazo furtivo, y me senté con él en el sofa, por una vez sin revolcada (😜).
Le pregunté que le que le pasaba, y se abrió a mi, poco a poco empezó a contarme la historia de una mujer, de la cual se había enamorado, o así pensaba.
Lo traía contrariado, no se podía separar, ni lograba hacer que esta relación florezca.

Hablamos horas.
Abrimos el vino.
Comimos.
Hicimos el amor.

Y yo tenia este hombre grande, fuerte, que parecía inalterable, llorando desnudo en mis brazos.

Y seguimos hablando así abrazados, piel contra piel, entrada la noche.

A la mañana me despertó con una sonrisa y un abrazo:
- ¡Gracias! ¡Qué bien me hizo, ya lo veo tanto más claro… ¡Me siento mucho mejor! ¡Gracias!

Me subí al coche y conduje un par de horas hasta llegar a casa.

Lloré todo el camino.
Emocionada por la ternura, por la confianza que me había entregado, por el bien que yo le había hecho…
… y creo que más que nada por lo que había descubierto:

ya lo sabía, esto era lo que quería hacer: acompañar a hombres para resolver sus relaciones.

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