De la Inocencia a la Confianza
Actitud
15 May 22
Muchas veces añoramos la dulce inocencia de nuestra niñez y de nuestra adolescencia.
Visto desde nuestras angustias de humanos ya serios, parece un paraíso perdido.
Crecemos y nos dejamos atrapar por las contingencias del mundo adulto: facturas, trabajo, responsabilidades, crédito, vivienda, hijos o padres, duelo, divorcio y hospital...
Entonces bailamos…, o bebemos, fumamos, trabajamos, o nos entregamos al éxtasis de un partido de sexo para escapar y olvidar y tratar de encontrar esos momentos de inocencia extraviados en lo más profundo de nosotros. Nos desenchufamos para volver a conectarnos: “Embriágate”, decía Baudelaire, “¡embriágate sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como te plazca...»
Pero espera, ¿entonces estar borracho es alejarse del ego y acercarse a lo esencial? 🙄 😂, esta está buena... ¡Me gusta! Todos estos reproches de gente bien intencionada que grava esta frívola actitud de escaqueo, paliativo, irresponsabilidad incluso de inconsciencia ¿serían infundados?
Efectivamente, tal vez juzguen apresuradamente: estas muletas son ángeles que nos sostienen durante un pasaje... Por supuesto, está el Ashram, el yoga, la meditación u otras prácticas ayurvédicas. Se ve mucho mejor. Pero uno se maneja con lo que puede, y después de todo, el fin bien puede ser el mismo: embriagarse para perder la cabeza, los pensamientos, la mente, el ego. Volver a los sentidos, liberarlos, conectar con su sensualidad...
Te concedo, sin embargo, que el estado meditativo es viable a largo plazo, la borrachera, no... 😬
Así que tengo ganas de proponerte algo diferente, que va un poco en la misma dirección, y que recoge las nociones de moda del desarrollo personal y la autoestima. Podríamos imaginar seguir manejando todas estas preocupaciones, sin caer en la angustia del drama al que invitan. Un poco como en el Monopoly: te dejas atrapar por el juego, te dejas llevar por la adrenalina cuando ganas, por la decepción o incluso por la ira cuando pierdes, pero siempre sabes que al final, sólo es un juego. Confías. Sabes que si compras Paseo del Prado y que te sale mal la jugada, no terminarás debajo de un puente...
Pensamos que hemos perdido la inocencia porque creemos que sabemos, como Adán y Eva perdieron el Cielo cuando supieron que estaban desnudos. Pero si lo piensas bien, no estaban menos desnudos antes que después.
Entonces, que el conocimiento no nos prive del Paraíso es sólo una cuestión de decisión 😃.
Debemos decidir recuperar nuestra confianza íntima, profunda y fundamental.
Esta que sabe que todo es sólo un juego.
Esta que nos susurra que todo va a estar bien.
Ese pequeño Buda interior con su sonrisa suave y benévola que es nuestra inocencia original y que nos invita a revivir el humor, el juego, el niño que llevamos dentro.
“Nada real puede ser amenazado.(Sin ninguna intención de proselitismo religioso, para aquellos que no estén familiarizados con Un Curso de Milagros, pregúntenme).
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios. »
Un Curso de Milagros - Helen Schucman
Así que no hemos perdido la inocencia.
Después de pasar por el tumulto confundido de nuestros años llamados responsables, la inocencia se convierte en confianza.
¿Y tú, pequeño Buda? 😊
¿Cuáles son los lugares en tu vida donde comienzas a sentir esa confianza?
Hablan de ello :
Alors on danse - Stromae
Débranche - France Gall
Petits Poèmes en prose - Baudelaire
Un cours en Miracles - Helen Schucman
Quieres decir algo?